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Mostrando entradas de enero 22, 2012

Música de mujer

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Piernas que se abren en cuerpo de mujer que acogen el alma de viola. Finas medias en tu piel fresca, carne de ofrenda siglos de placer, que arranca en su delicadeza notas de Verdi.

Luz en las tinieblas del mundo

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Siento rozar algo que no se lo que es tampoco se si lo rozo con el pensamiento con mi cuerpo con mi mente con mi espíritu. Hay algo indescifrable que maneja mis manos y escribo queriendo poner nombre a este estado de plenitud que me acoge en estos días...¿Eres tu padre quien me acompaña?

El patriarcado no ama a las mujeres

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Cuando era niña mis padres me llamaban princesa Cuando fui creciendo divisaba extrañas caras… ¿De disgusto, temor, estaba fuera del paradigma deseado, aceptado, obligado? Fui creciendo y esos gritos internos salieron a relucir como volcán en erupción. Me llamaron: Poco inteligente Indomable Puta, Bollera, Mala, Mala hija Mala madre Y un sinfín de improperios… “Nunca me dijeron que el patriarcado no ama a las mujeres” Valientes, Inteligentes Estudiosas Trabajadoras Inmanipulables Sexuales Eroticas Buenas para ellas…Y, para el mundo.

Lagrimas del pasado

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El fantasma del buen aire Aparco el coche en la sombra de un castaño, cojo el ordenador, camino hacia la entrada del gran palacete. Sentada placidamente estaba la recepcionista, característica que no tenía la inquieta gobernanta que me esperaba mano en llaves para asignarme mi número de habitación el   47. ¡Extraordinario! -pensé, - hace cuarenta y siete años   que dejé el internado. Subí las magnificas escaleras que me miraban descaradamente: como una amante mira a su conquista y con lentitud fijando cada paso me dirigí a mi habitación. Abrí la puerta con recelo y la oscuridad del recinto me atrajo hacia dentro, mis ojos escudriñaban luz para dejar mi ceguera. A tientas iba buscando un interruptor, noté un   fuerte viento que me refrescó la cara e   irisaron los bellos de mi cuerpo,   me desgarró el alma, y a la vez, me llenó de placer. Escucho   pasos y veo venir una llamarada agarrada por manos que parecían el vivo reflejo del ardor que sentía. Tranquilizo mi corazón acelerado