UN DIA CUALQUIERA
o es,
uno en dos.
Mis ojos miran la ternura de la imagen
y una sonrisa aflora a mis labios.
La primavera inunda las calles
y niños alargan la mano a padre
para cruzar sin peligro.
¡Otros!
Vuelan sus sueños en columpios.
Y los abuelos sentados placidamente reciben
los buenos días del pájaro en su jersey.
Entre tanto detalle encuentro brotes
de azahar acompañando con su olor al hombre
que duerme intranquilamente su día de Don Simon.
Un escrito en la pared me vuelve a otra realidad
donde el corrupto deja sin hogar a familias sin piedad.
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