LA ZURCIDORA

Ya he zurcido el paño que me fue entregado al nacer.
Está limpio, planchado y guardado en mi corazón de estrella.
En mi corazón de caminante sin respiro...

Tuve que hacerme fuerte para descubrir mis demonios envueltos en papel de engaño.
Y en la fortaleza encontré mi debilidad, en la debilidad mi fortaleza y así pasaron muchos años.
Quería sanar mi alma caprichosa y sin sentido, y limpiar la salvia salvajemente envenenada.


Apareció la conciencia después de pasar helados inviernos en las profundidades del alma.
Solo mio es mi caminar, sin proyecciones absurdas de lo que quisiera ser y no soy,
sin proyecciones absurdas en otros hermanos.

El camino aprendido me llevo a la compasión,  el camino me llevó a la humildad, el camino me llevó al amor, el camino me llevó a la tranparencia,
Comprendiendo que en la vida hay que ser impecable.

Impecable como las flores salvajes que regalan colores y aromas a nuestro paso.
Impecable como la lluvia  que nutre y aviva la salvia de la tierra.
Impecable como los animales que reconocen el animal en mi invitándome a sentir y vivir cada día como si fuera el ultimo.

Y si pudiera amarte solo te amaría a ti, con todo lo aprendido  y palabra corta.
Porque para gozar solo me hace falta tus besos de enamorada.
Pero también estoy enamorada de mi feminismo ¿Porque si no soy feminista que tipo de mujer soy?

Y después de lo aprendido,
 hay días que caigo en las profundidades de los infiernos
 donde la existencia se carga de desasosiego y la inconsciencia se apodera de mi.


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